Así pasa la gloria del mundo

Blog bilíngüe castellano-catalán sobre lo que pasa en el mundo a ojos de un socialista y culé (entre otras cosas)

9.13.2005

¿Sabemos qué es el fascismo?

El domingo día once asistí al acto que cada año en esta fecha, desde hace ya veinte, homenajea a Salvador Allende en la plaza que lleva su nombre en el tristemente famoso barrio de El Carmel, en el Distrito de Horta-Guinardó, en Barcelona.

Asistieron al acto, con el ánimo de reventarlo, un grupo de vecinos (o eso decían ellos que eran) afectados por el proyecto del Parc dels Tres Turons. No entraré en si tienen o no razón en cuanto al fondo del asunto, porque lo desconozco. Solo puedo decir que, en un Estado de Derecho, la Administración se somete al imperio de la ley, y si no lo hace sus decisiones son impugnables ante los tribunales.

Pero si entraré en la forma: puedo comprender que la posibilidad de ser expropiado es algo impactante para cualquiera, pero no me parece de recibo que se utilice un acto cuyo objeto no tiene nada que ver con el proyecto urbanístico en cuestión para plantear reivindicaciones relativas al mismo (aunque estas fueran legítimas, lo que desconozco). Además existen cauces de participación dónde dichas reivindicaciones pueden manifestarse verbalmente y por escrito. Lo que se hizo me parece una falta de respeto, no ya a los representantes políticos cuyas intervenciones apenas pudieron oirse por culpa de los pitos, los gritos y las sirenas, sino todo el público asistente y a la memoria de Salvador Allende y lo que representa.

Y tampoco me parece de recibo, insisto, sean cuales sean las razones de fondo que pudieran asistir a los manifestantes, tildar a los representantes públicos de fascistas, como hicieron tanto a gritos como en una pancarta.

Llamar fascistas a los representantes del pueblo, que han sido elegidos democráticamente por los ciudadanos es otra enorme ofensa no solo para las personas que han elegido a dichos representantes, sino para todos aquellos que durante años lucharon contra el régimen fascista que en este país tuvimos que sufrir (porque aunque algunos parezcan haberlo olvidado, aquí de fascismo sabemos un poco, aunque ya sé que algunos no lo sufrieron, sino que lo disfrutaron). Y estas personas, que lucharon y en algunos casos murieron en esa lucha, paradójicamente, pertenecen o pertenecieron a los mismos partidos políticos cuyos dirigentes son ahora llamados fascistas.

El fascismo fue (y es) algo lo suficientemente grave como para no utilizar su nombre en vano. No olvidemos que en un régimen fascista los que se manifiestan son golpeados, encarcelados y, en el peor de los casos, eliminados. No hay representantes democráticos, y no hay control sobre los gobernantes. No creo que haga falta extenderse más.

Acabo, y reproduzco como homenaje el último mensaje transmitido por Salvador Allende a los chilenos, el 11 de septiembre de 1973 a las 9:03 A.M. por Radio Magallanes.

En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato conciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas.

En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la Patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.

Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta Patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra... roto la doctrina de las Fuerzas Armadas.

El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.

9:10 A.M.

Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!

Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeño su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, victimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.

Estaban comprometidos. La historia los juzgará.


Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!


Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.